martes, 23 de enero de 2018

Hiedra



Hiedra (Hedera helix)

La hiedra es una plantas trepadora muy comunes en los jardines, en todos los bosques se ve a la hiedra subir por los troncos de los árboles y formar también alfombras sobre el suelo y a veces la planta alcanza enormes dimensiones.


En el último tercio del año es cuando florece la hiedra; a finales de septiembre generalmente brotan sus flores amarillas verdosas, que duran hasta que llegan los fríos.

Constituyen para la abeja una excelente provisión de néctar y polen, y si la planta abunda y el tiempo es lo bastante benigno para que las abejas trabajen, estas flores pueden resultar una ayuda muy oportuna para las reservas de invierno de la colmena. 

Es el néctar y planta melífera más importante que la abeja puede encontrar a finales de temporada y si el invierno es suave y benigno, en navidad aún pueden encontrarse plantas con flores frescas.

El néctar es muy concentrado y parece como una compensación a lo tardío de las flores y la dificultad que las abejas puedan tener para eliminar la humedad del mismo y convertirlo en miel. Lo dan muy abundante, tanto que a veces las flores pueden gotear y, si no se presentan insectos, la base de la flor no es raro que quede cubierta de una costra de azúcar antes de que se marchite, pues tan rico es el néctar y tan pródigamente elaborado.

Su secreción se verifica en realidad por un disco amarillento grisáceo que rodea los estilos, quedando el jugo al descubierto y sin ninguna protección, ofreciéndose como fácil banquete a toda clase de insectos que acuden atraídas por el fuerte y algo desagradable olor de las flores. Estas cuando hace poco que han abierto, segregan muy poco néctar, pero va aumentando la cantidad al envejecer la flor y llega a un máximo al alcanzar la fase femenina, o sea cuando madura el ovario.

El polen de hiedra es de un color amarillo apagado y los granos son densamente granulados.
La miel de hiedra se dice que es de ámbar oscuro que pasa a marrón oscuro cuando cristaliza y que posee un sabor muy especial, algo amargo que no gusta a todos. su cristalización es muy rápida en un grano muy fino.

Como regla general, los apicultores prefieren dejar la miel de hiedra a disposición de las colonias. Esta mielada es excelente para asegurar la perennidad de las abejas  y reforzar las reservas de invierno necesarias para la supervivencia de la colmena.

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